Aunque por vuestra cabeza haya podido pasar la idea de que voy a hablar de cocina (sobre todo si aun no habéis comido), no van por ahí los tiros. Hoy en clase de historia del arte hemos comentado, así de pasada, la influencia que podía tener en la creatividad la proximidad del agua. Y yo, lamentablemente, solo tengo agua para bebérmela. Puede que eso tenga la culpa de mi desánimo en proyectos. Así que para ver si me animo un poco, me distraigo un rato con estas fotografías que he hecho yo también. Además ver la entrada de “orejademar” ha sido un punto a favor en la creación de esta minientrada. No sé si me funcionará, espero que sí. Y como se que todos debemos estar por el estilo, aquí os dejo las fotos, a ver si a vosotros si os sirven de algo.
Las pruebas con el caño de la fuente fueron muy divertidas. Son precisamente el resultado de un trabajo inverso al que realizó “orejademar”: una velocidad de obturación rapidísima, de manera que consigues “congelar” el movimiento del agua. Quién tuviera ahora una fuente cerca…
Ya ves para lo que dan los comentarios casuales de clase: para una entrada con fotografías estupendas. De todos modos, insisto en que eso dicen. Será cuestión de comprarse una pequeña fuente portátil.